domingo, 14 de octubre de 2007

PASTORA JUANITA ALBORNOZ - CAPELLANA EVANGELICA EN LA MONEDA

NOMBAMIENTO CAPELLANA


El día 09 de Julio 2007, la Presidenta de la República de Chile, Dra. Michelle Bachelet Jeria, anuncia el Nombramiento de Capellana Evangélica en el Palacio Presidencial.


Pastora Juana Albornoz.








CEREMONIA OFICIAL DEL NOMBRAMIENTO


El día Jueves 23 de Agosto del 2007, se realizó la Ceremonia oficial de nombramiento de la Pastora Juanita Albornoz como Capellana de la Moneda, acto presidido por la Presidenta de la República de Chile, Dra. Michelle Bachelet Jeria.


Estuvieron presentes autoridades de Gobierno, Comité Ejecutivo de Mesa Ampliada UNE-CHILE, Obispos, pastores y familiares, quienes disfrutaron de este hermoso momento.







Entrevista realizada por el Diario El Mercurio.

Lunes 1 de octubre de 2007
Copyright El Mercurio de Valparaíso S.A.P.
Alegre, agradecida, prudente y muy optimista respecto a lo que pueda venir a futuro, se encuentra Juana Albornoz, quien recientemente fue designada por la Presidenta Michelle Bachelet como la primera capellana en la historia del Palacio de La Moneda.
Su optimismo no sólo se basa en su nuevo rol, al que ya se suma el de pastora-presidenta de la Iglesia Misión Apostólica de San Miguel, sino también en su particular forma de mirar la vida. Y es que ella misma plantea que mientras más años se tiene, más experiencias hay, más riqueza de vida se acumula y más sabia se vuelve la persona. No en vano, a sus 71 años siente que aún tiene muchas cosas por hacer no sólo dentro de la Iglesia, sino también con su familia, en la cual hay 6 nietos y dos bisnietos que ponen a prueba toda su energía.
En lo estrictamente laboral, Juana Albornoz se ha desempeñado como coordinadora de la Mesa de Trabajo del Gobierno e Iglesias Evangélicas; como presidenta de la Corporación Redes y como directora del Comité de Organizaciones Evangélicas (COE). Hace más de un mes asumió su nuevo cargo dentro de La Moneda, con el cual reemplazó a Neftalí Aravena, obispo de la Iglesia Metodista Episcopal.
Hizo un alto entre sus numerosas reuniones y conversó sobre sus motivaciones, sentimientos y desafíos.

Sin sorpresas

-¿Quién le comunicó su nombramiento?
"Lo hizo la Presidenta, a través de la Secretaría General de la Presidencia. Me llamaron, y la verdad es que en cierta forma no me sorprendió tanto, porque la mesa ampliada que reúne a las Iglesias Evangélicas y en la cual yo participo, había enviado una nómina. Entonces, me preguntaron si yo estaba en condiciones de aceptar el nombramiento".

-¿Y qué pensó usted en ese instante?
"Para mí fue un momento muy especial. Recibí la noticia con mucha alegría. Sabía que la Presidenta tenía que nombrar a alguien y nosotros como pastores siempre estamos esperando que el Señor decida en nuestras vidas a través de nuestra fe. Dije que sí".

-¿Percibe que con su nombramiento se da una señal clara en contra de la discriminación de género?
"Claro que sí, esta designación da cuenta de que estamos dando pasos muy progresistas, en el sentido de valorar como Iglesia el trabajo que hacemos las mujeres, quienes representamos más del 65% de sus miembros en las congregaciones evangélicas. Además, por lo general, todas las actividades que se realizan al interior de ellas, generalmente son impulsadas por nosotras".

- Al parecer se repite al interior de la Iglesia lo que pasa a nivel social.
"Justamente. Nosotras vivimos más cerca de la comunidad y conocemos todas las situaciones que se viven a diario. Pasa exactamente lo mismo".

-¿Cómo reaccionaron las otras personas que estaban en la lista junto a usted?
"Yo de verdad pensé que ellos se iban a sentir sorprendidos, pero después me contaron que no, porque en su interior presentían que la Presidenta, cumpliendo con su objetivo de lograr la paridad en los cargos, era probable que me nombrara. Igual recibí sus felicitaciones y acogida".

- ¿Cuál cree que es el sello que una mujer podría imponer en este cargo en relación con la de un hombre?
"Aún no logro visualizar la diferencia, porque dentro de la Iglesia soy una pastora ordenada (entiéndase ordenamiento sacerdotal), por lo tanto, nuestros hermanos me aceptan como un pastor con todos sus derechos. En la práctica, el ordenamiento y los sacramentos se ejercen igual".

Vivir la diversidad

- Y respecto a su principal desafío como capellana de La Moneda ¿cuál es?
"Me tengo que relacionar con todos aquellos funcionarios que profesan la religión evangélica, y para ello tengo que interiorizarme muy bien en el tema de la capellanía y vivir la diversidad de las diferentes iglesias, porque aunar voluntades y vivir la unidad de los cristianos es lo más importante".

- Usted cuenta con una larga trayectoria en la defensa y promoción de los derechos humanos y la recuperación de la democracia. ¿Piensa seguir trabajando en esa línea en este nuevo cargo?
"En este nuevo rol, lo que usted plantea no me compete hacerlo, pero en mi Iglesia el compromiso personal que tengo con estos temas continúa".

-¿Cómo espera conjugar su misión dentro del Palacio de La Moneda y su rol como pastora de su iglesia y como mujer?
"Yo tengo mis años. Tengo 71 años y vivo sola. Mis hijos ya están grandes y va una señora dos veces a la semana a ayudarme con las cosas de la casa. Sobre mi trabajo como pastora, cuento con brazos que me colaboran".

Espíritu joven

- Por lo visto, en su caso la edad no es un obstáculo para asumir nuevas tareas.
"De todas maneras, porque estoy en la edad de la sabiduría y esa hay que compartirla. Está la experiencia, la visión más clara y la vida plena. Yo no le llamo la tercera edad, sino la tercera juventud, porque se viven los mejores tiempos".

- Es una lección para mucha gente, pues hay quienes se colocan depresivos con la edad.
"Eso no debería ser así, porque el espíritu nunca envejece. Yo puedo compartir y disfrutar tanto con un niño como con un adolescente o un adulto. Es más rica la relación, porque hay más prudencia para vivir la vida. Por algo Dios me puso en este cargo a esta edad y no antes. Gracias al Señor uno vive la vida plenamente desde que se nace hasta que se termina, pero siempre dentro del Evangelio".